miércoles, 2 de septiembre de 2009

El cine


Comenzaron las lluvias, las tardes las pasaba mirando por las ventanas hacia la calle. Los paraguas inundaban las avenidas de la ciudad, el puente donde pasaba mis horas cubierto de agua, después cuando escampara podría salir a pisar charcos y correr por las calles grises, deseaba que acabaran esos días para que llegara esa primavera tan ansiada.
Recordaba Sevilla, extrañaba a mis padres, no soportaba a mis tías, siempre gritando y montando escándalo, me daba pena las historias de mi abuela de como perdió a varios de sus hijos apenas siendo bebes.
Una voz me llamo desde el pasillo , mi tío Faustino iba vestido de domingo,yo no entendí nada, ni porque llevaba ese pantalón de rallas diplomático
y su chaqueta apoyada en el brazo , ni tampoco entendi que un día de diario usara la elegante camisa, había limpiado sus zapatos, me quede mirándole fijamente.

¿Que pasa sobrina?
Hola, tío ¿donde vas así?
Vístete, que nos vamos al cine, estrenan una película de Marisol.
Me encanta Marisol¡


Elegí un vestido blanco que había cosido mi tía Teresa, la cual era modista para unos almacenes cercanos a la Puerta del Sol.
Según me disponía a colocarme las botas de agua, mi abuela pego un grito desde el extremo de la habitación :

!No¡ Las botas de agua , no , ¡ toma ponte los zapatos¡
Odio esos zapatos porque me hacen daño, mama no me obligaría a ponérmelos.
Vale, pero tu mama no esta, así que te pones estos y punto, se acabo.


Después de tenerme que vestir al gusto de mi señora abuela, salimos de casa los dos, tío y sobrina al cine.

Cerca de casa estaba el Cine España, pero el tío decidió llevarme a uno centrico.

Yo nunca había estado en el cine, me senté en la primera fila, aun diciendome que eso no era bueno para la vista, recuerdo que fue una experiencia maravillosa, dejo de existir el mundo y me perdí en la voz de esa niña rubia que cantaba cosas deliciosas y pegadizas, con esa carita angelical y que por aquella época estaba tan de moda.

Al ritmo de Tombola pasé aquella tarde lluviosa , cada vez más cercana a la primavera y más cerca de Alemania.

Mientras mi hermana Francisca había decidido hacerse un curso de peluquería y se cuestionaba sin quedarse en Madrid o venirse a tierras germanas con su familia, aquel militar chulito de la vespa cada vez me caí peor.

A la vuelta del cine, el dialogo y la comunicación con mi tío había sido tan fluida, como para que el después de varias copas de vino me diera respuesta a muchas de mis preguntas.

Tío, ¿tu sabes cuando nos vamos a Alemania?
Si, creo que el 23 o el 25 de mayo.
¿Y eso es mucho?
Eso es poco querida sobrina o mucho depende de como se mire.
¿Y como es Alemania?
La verdad, nunca he salido de España, lo más lejos que he ido ha sido a Alicante y fui con tu abuelo antes de su accidente en el camión , por fin vi el mar.
Yo nunca he visto el mar ¿es bonito el mar?
El mar es precioso, te aseguro pequeña que pronto iremos a ver el mar.

Sonreí a mi tío y me imagine esas fotografías de bañistas , arenas, sol, playa. No sabía que mi tío decía la verdad y yo pronto vería el mar.